nos han dado la vida
y crecen alto
hacia las nubes
porque quieren ser
como los vimos en sueños-
Monstruos grandes
poderosos
catastróficos
con sus ramajes
filosóficos
y exploradores
sin temor
a desplomarse
Y nos dieron la vida
regalada en su más alto pedestal
con etiquetas
de casco Polar
de casco Solar
de malvas rotas
y café de primavera
de luciérnagas
que sólo poséen
sus desposeciones
y que (peor aún)
sólo conocen
sus disposiciones
Y nos dieron la vida
que llegó hacia nuestros piés
como tempranas lluvias
ánimas brutales
y aderezo de himen
amarradas a su carne
y a sus carroñas
y todo
Porque en esa escuela
de las almas
sólo enseñan a tirarse
al vicio y al vacío
y por eso no les gusta
el respirar de las montañas
Y nos dieron la vida
túmida hasta en sus huesos
que se supo arremeter
en contra nuestra
por que esperaba
una postal, con una carta, con un anillo, con un hijo, con una pistola bajo el brazo
y que por eso no se atreve
ni en sus sueños
a rasguñarse
en su preñada juventud
Y nos dieron la vida
aunque nosotros les rogamos
con el soborno en mano
por que no nos la pasaran
ni frente a los ojos
ni por las nucas
ni mucho menos
por las lenguas
Y nos dieron la vida
que sola y sin prisa
imaginaba un universo
de praderas estelares
y repletas de bondad
donde poder escudriñar
palpar
exprimir
y manosear
su reprimido lesbianismo
Y nos han dado la vida
por que ellos mismos han querido
dictadores de simpleza
Verdes Cátaros
que se dibujan en los bosques
como guerreros infinitos
y muy felices con su paga
de culpa y de gritería
Y nos han dado la vida
porque vieron que en el mundo
había un hogar para nosotros
pero en su delirio se olvidaron
de darnos también hermanos
y en cambio nos dieron semillas
y cerebros
y dolor interminable
Y les dimos la mano
Y les dimos dinero
Y les dimos el fuego
Y les dimos placer
Y les dimos a nuestras hermanas
Y les dimos una segunda oportunidad
Y les dimos la guerra
Y les dimos la paz
Y nos dieron la vida
Y les dimos la muerte
Andréj Van Webber
Antibes 1963
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