Pensemos por un instante
cual aves en llamas
en un vuelo majestuoso
a través de un prado quizás
verde y acuoso como una
ensenada que se enlista
a salir al alba
en ese vuelo veamos rojos
anaqueles desbordados y metálicos
que serán nuestro rostro
también habrá como
espadas sucias y perpetuas
unas piernas que serán
nuestras
abriremos el viento y
a lo lejos
veremos eléctrico un
ave que se encorva
límpida y con diáfanos ojos
paralelo a nosotros.
En el litoral
cuasi azul
-delimitado por
lumbre que olerá
a tedio-
será nuestra voz
Somos niños.
S.G. le Clydette
lunes, 26 de abril de 2010
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