cuando el gran espejo hace su aparición
sobre las llamas infinitas y dormidas
del horizonte, quemando violentamente
con su frente y sus labios, a manera
de beso; Oh espejismo, Oh
rostro de fuego, instante, ráfaga
luz, eterno solape en un cuerpo
tan bellamente dormido como el
viento que mece mis mejillas.
S.G. le Clydette
viernes, 30 de abril de 2010
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