El hombre valiente
enfermo de letra
colgado de sus infancias
de piernas entrecruzadas
y sin miedo a morir
que se atreva
a inventar
una droga
más fuerte
más grotesca
más Dantesca
que el amor
Andréj Van Webber
Horacio.- Hay veces en la vida, pocas quizás, que Dios parece haber postrado toda la ignominia en vos. Ay de ti, Adonis Charro. Tenés que cargar con la carga -y quizás con más. Quizás mañana no hay mañana, hay lánguidas avenidas del terror- Enrique.- ¿Y éso? Horacio.- Hay veces... Enrique.- (Lo interrumpe con veracidad) Hay un flaco en la esquina que... Horacio.-(Con voz de odontopediatra)... que necesito que me compren de comer. ¡Mierda! No he tragado en tres días.
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