en el borde extremo -de la acera-
con frenesí y vértigo
yo me atreví a mirar
a dos borrachos con orina
dentro y fuera de los pantalones
ese mareo salpicó mi
rostro y esa orina
tan sólo rozó el cemento.
S.G. le Clydette
viernes, 30 de abril de 2010
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