que cae desde los cielos
a mi boca
Es más ácido quizás
que el resto de las mentiras
que se saben bellas
y elegantes
cuando llueve junto al río.
Tus ojos me enseñaron
que los jueves son jauría
que atacan
que destruyen
y que se viven de madrugada
cuando está ya todo cerrado.
Ese último trago
que es gula
Porque en sí
no era oportuno
el primer sorbo
del primero
Lastre, luz y viento-
Viento de cuatrocientas letras
que en su voz reposa el vuelo
que lo mece como a un hijo mece la madre
en el capullo de sus brazos;
refugio entre sus senos
Mientras yo sentí expirar
mis ilusiones
Junto al viento ya dormido
y tú
latiendo sobre el suelo
que escribió nuestro soneto
Soneto amargo
del último trago.
Andréj Van Webber
Avignon 1966
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