miércoles, 24 de marzo de 2010

Lavanda

Sí; soy suicida.

Por que arriesgo la vida en cada verso
filoso y punzocortante
desaguado

Porque tiento a la muerte
con el vicio de la prosa
vicio del exceso
vicio de burdel

Vivo y sobrevivo

Mariposas sin alas
que se arrojan
desnudas
al vacío
sólo con el afán
de sentir el viento juguetear
con su aliento
Mis manos

Batallas mortales
por encontrar verdad
y gloria
pistilos
como fores de verano
en el invierno más cruel
el más maldito
Mis ojos

Trágicos lamentos
eterno letargo
sopor
angustia
se acurrucan bajo mi hombro
y yo las pruebo
con ansias las devoro

Trago grandes trozos de mentira
de cemento
por sentir
que entre dos estaciones de trén
se halla la vida
Me ahogo, vomito
Sonrío

Lánguido suspiro
letanía de masoquismo
que me corta la dermis
y los huesos
y el frío de verso; la rima

Cerceno mi esperanza
luz de día
útero cavernoso que me vio
nacer
La muerte

Y al final sólo reposo
mis penas
-Mi fortuna-
en esos sueños
taciturnos
pasajeros
y en mi paño la sonriza
Mi cabeza.

Sí, soy suicida.

¡Que me mate la poesía!

Andréj Van Webber

Cannes 1963 (El día que comprendí el absurdo encanto del glamour)

S.G. Le Clydette : Dedico

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