miércoles, 31 de marzo de 2010
El buen Mesías
12:40 - Salgo; enciendo un cigarrillo
13:23 - Vuelvo a ver a mi madre
13:27 - Dice adiós
14:12 - Paridad exagerada
16:30 - Pérdida violenta de coherencia
15:28 - Crítico
15:28 - Paranóico
15:28 - Cianuro
Martes - Zaratustra
16:30 - Satie
Anagrama - Paludismo
Crudo - Crudo
Abismo y raciocinio salvaje, colérico y ballet - Alabastro
Hitler - Mesías
12:40 - Salgo; enciendo un cigarrillo
12:39 - Vuelvo a nacer
Andréj Van Webber
Overtura
Trrrrrrrrrrrrrrr-
El sonido celestial de las bicicletas me llenó la cabeza de canciones.
Trrrrrrrrrrrrrrr do fa re#
Sol
Andréj Van Webber
martes, 30 de marzo de 2010
Desvariación de New York Counterpoint I
esto
esto
esto
esto
esto
esto
es
lo
que
importa
es lo que está
no es noche
no es mejilla
esto
esto
esto
imita
imita
traspasa de la
vida
Hay hojas de
narciso que
están ahora frente
a mi
sin decir
nada
no dicen abso
lutamente
de
luto
de luto
La Voz
a la vez
es tu rostro
y mi destino
tu muerte
es una vez
mi respiro
la hoja de narciso
mi vida
se termina
vienen las
voces
de dónde
para dónde
estoy desnudo
en el bosque
bajo tus pestañas
vuelven
vuelven
vuelven
vuelven
al narciso
vuelven
las voces
de dónde
para dónde
estoy desnudo
en la palma
de la existencia
mientras
amarramos
el viento
con tus
desgarrados ojos.
S.G. le Clydette
esto
esto
esto
esto
esto
es
lo
que
importa
es lo que está
no es noche
no es mejilla
esto
esto
esto
imita
imita
traspasa de la
vida
Hay hojas de
narciso que
están ahora frente
a mi
sin decir
nada
no dicen abso
lutamente
de
luto
de luto
La Voz
a la vez
es tu rostro
y mi destino
tu muerte
es una vez
mi respiro
la hoja de narciso
mi vida
se termina
vienen las
voces
de dónde
para dónde
estoy desnudo
en el bosque
bajo tus pestañas
vuelven
vuelven
vuelven
vuelven
al narciso
vuelven
las voces
de dónde
para dónde
estoy desnudo
en la palma
de la existencia
mientras
amarramos
el viento
con tus
desgarrados ojos.
S.G. le Clydette
Efemérides II
una vez me dijo
mi padre que allá
en el edificio donde
de las ventanas brotan
higos y de las mesas
nacen cipreses y pequeños
gansos que predican
el amanecer del mundo
si allá uno le pide
al pequeño animal
que lo cuelgue
y de verdad uno
termina colgado
-como el terco en
la revolución-
es que has encontrado
tu vocación como
cronista
S.G. le Clydette
mi padre que allá
en el edificio donde
de las ventanas brotan
higos y de las mesas
nacen cipreses y pequeños
gansos que predican
el amanecer del mundo
si allá uno le pide
al pequeño animal
que lo cuelgue
y de verdad uno
termina colgado
-como el terco en
la revolución-
es que has encontrado
tu vocación como
cronista
S.G. le Clydette
Efemérides I
una vez me dijo
mi padre que allá
lejos en la colina
de mármol seco y
estéril
si uno va allá e
intenta matarse
-al menos eso dijo-
y uno de verdad se
muere (así como los
indios de la televisión)
es que has encontrado
tu vocación como poeta
S.G. le Clydette
mi padre que allá
lejos en la colina
de mármol seco y
estéril
si uno va allá e
intenta matarse
-al menos eso dijo-
y uno de verdad se
muere (así como los
indios de la televisión)
es que has encontrado
tu vocación como poeta
S.G. le Clydette
Y es que Querida
te digo que
cuando
ya no piense
que me mato
que te lo juro
todos
decimos
eso
siempre prometiendo
siempre queriéndonos
matar
por la romántica
idea de cortarnos
las uñas
que me arranco
el alma
que el viento me
va a oir
promesas que
se prometen despertar
promesas de que
me mato en el aire
todos decimos
eso
S.G. le Clydette
te digo que
cuando
ya no piense
que me mato
que te lo juro
todos
decimos
eso
siempre prometiendo
siempre queriéndonos
matar
por la romántica
idea de cortarnos
las uñas
que me arranco
el alma
que el viento me
va a oir
promesas que
se prometen despertar
promesas de que
me mato en el aire
todos decimos
eso
S.G. le Clydette
La bandera carmesí
Las paredes fueron vivas
el testigo discreto
de lo que llamamos
"Lo nuestro"
Piel desnuda
vestida de saliva
que encontró su arte
en el aroma
de los péndulos lozanos
de nuestros niños
que aún no se han muerto.
Se siente hoy vivo
el encadenamiento
de los tantos venenos
nuestros
que parecen no matarnos
Ni queremos
Si saber de dioses
fuera nuestra profesión
¿Cuántas bocas
en la casa nuestra
habrían ya
desvanecido?
Por que el agua
que ayer fue pintura
en tu barbilla parda
se incrustó
como la especia
en nuestros cuellos enmohecidos
Que sivieron bien
de lienzos
de abstractismo
en este lecho
invencido
y sucio
Como ya antes mecidos
nuestros años
en nuestra buena comida
en nuestra buena mesa
en nuestras buenas casas
hundidas en el mar
Cuando sólo
"Lo nuestro"
es lo nuestro
y saben más
a paraíso
sus comidas.
En ronda muerta
Andréj Van Webber
Valbonne 1983
Volví
lunes, 29 de marzo de 2010
Te lloré Mañana
Anoche
Las palabras se comieron entre ellas
y el estribo se volvió nuestro murmuro
Vedas infinitas que me llevan
con el alma hecha saliva
hacia tus cabellos
-Vi blanquear-
Se estrujan mis ojos
y tú; hecha rocío
acariciándome el miedo
Anoche vi dormir
Como el higo
tu beso
muérdago
carne salvaguardada;
y te me escapas
como si fuera a ser tu cama
un campo eterno de batalla
si será
será
Sientan las nubes cabeza
es el viento que llamó
dos veces
y preferimos no atender
Porque el viento trae
consigo
el poder de desenamorar
Viuda de vida vista
entrégate a las golondrinas
que se visten con mis brazos
que yo llamo mis manos
Anoche
vi dibujar un bosque
árboles y hojas muertas
sólo el verde de tus ojos
vivo, entre los rojos
grises
efímeros
Pecado
-el pecado
Y no es pecado pecar en confidencia
Si entre tus uñas
escondida
se aparece la dicha
de verme muerto
entre tus pechos
Pero si anoche
Quieres ser orquidea
no hay obstáculo
humano o divino
que consiga desgarrar
tu recuerdo
de los míos.
Si destruyes tu presente
te aplaudo
pero libre te mueves
siempre hacia el futuro
y si anoche
no decides existir para mi piel
dejarás al mundo muerto
sin cipreces
sin petunias
y a la madre mar
veremos
devorarte
ahogados mis tímpanos
en ti.
Para siempre-
Pero sólo anoche
Andréj Van Webber
Niza-1963
Colecciones I
-Sudo, como, lloro y me revuelco tan sólo por saber que la llaman "Democracia"-
- y Dios dijo...-
-Por que llegar solo a París es el comienzo inexplicable de lo eterno y lo inexplicable-
-No hace falta ser un genio para notar lo rápido que pasa el tiempo cuando observas a un poeta pretender escribir en un café-
-Son iguales. Todos son la copa con el vino de lo poco original-
-El tiempo suele pasear sin prisa en la Costa Azul-
- Yes Mr. New York; I would very much like to have a cup with you right after you step off my people-
-El dinero, el poder, nos hacen creer que somos inmortales; después llega el amor a recortarnos con tijeras y pegarnos macarrones-
-No logro bien comprender el vicio del cigarrillo
¿Quién en su sano juicio gastaría una fortuna en algo sólo para después prenderle fuego?
Sí; soy un demente-
-Mi trastorno de letargo me acechó.
Hice el amor con el insomnio; le declaré la guerra al sopor-
-El sol mezclado con la lluvia; polvo de hadas
Que convierte la piel en terso lienzo
Son sus labios el papel de mi próxima novela-
-Nada más bíblico que miel sobre hojuelas;
termina todo, al final, siendo pura mierda-
-París: Un apartamento que se tiñe de ideales-
-Buscando entre tabernas la respuesta encuentras sólo cuentas impagables-
-Por segunda vez en mi vida
Amé sin hablar; hablando sólo con amor-
-Cuando llueve, el bosque parece querer salir a bailar-
Andréj Van Webber
domingo, 28 de marzo de 2010
yo no soy la poesía
no es mía
no me pertenece
somos aparte
no estamos geográficamente
enamorados
no las digas
no la menciones
no pronuncies
de ella
lo que soy
no tenemos
parentezco
ni es mi tía
ni es mi prima
yo maté
a mi padre
cuando yo
no había nacido
pero si te pusieras
a pensar
qué es ella de
mi
no es nada
es una molestia
un candor apagado
pero no la menciones
ni la digas
es una piedra esteril
dentro de mi dentadura
es el sonido de las
olas en una grabadora
no es
ella
mía
por eso mejor
cambiar de tema
Por qué
porque es una
apuesta
no me la confrontes
no me la presentes
Qué es sino
la semilla de
mis dedos de
cigarro
no me pagues
no lo valgo
ni ella a mi
porque no me importa
que se mate
que se le
mueran sus
parientes y
sus súbditos
no es ella de mi
yo soy el mujer
ella la petrificación
del ojo
la desenmascaras
y la muy marica
dice:
soy
lodo
en tus
ojos
la muy bastarda dice:
desemboco
en
la duna
de tu pecho
no la menciones
no la grites
aunque se me clave
un día
(lejano ese día)
en mi desértico rostro
y ande muchos
días
besando esfinges
no corras
por mi
ni me
salves
deja que me trague
que me coma como
al peor banquete
no somos
nada
-al fin y al cabo-
para nadie
Stéphen Gaspard le Clydette
no es mía
no me pertenece
somos aparte
no estamos geográficamente
enamorados
no las digas
no la menciones
no pronuncies
de ella
lo que soy
no tenemos
parentezco
ni es mi tía
ni es mi prima
yo maté
a mi padre
cuando yo
no había nacido
pero si te pusieras
a pensar
qué es ella de
mi
no es nada
es una molestia
un candor apagado
pero no la menciones
ni la digas
es una piedra esteril
dentro de mi dentadura
es el sonido de las
olas en una grabadora
no es
ella
mía
por eso mejor
cambiar de tema
Por qué
porque es una
apuesta
no me la confrontes
no me la presentes
Qué es sino
la semilla de
mis dedos de
cigarro
no me pagues
no lo valgo
ni ella a mi
porque no me importa
que se mate
que se le
mueran sus
parientes y
sus súbditos
no es ella de mi
yo soy el mujer
ella la petrificación
del ojo
la desenmascaras
y la muy marica
dice:
soy
lodo
en tus
ojos
la muy bastarda dice:
desemboco
en
la duna
de tu pecho
no la menciones
no la grites
aunque se me clave
un día
(lejano ese día)
en mi desértico rostro
y ande muchos
días
besando esfinges
no corras
por mi
ni me
salves
deja que me trague
que me coma como
al peor banquete
no somos
nada
-al fin y al cabo-
para nadie
Stéphen Gaspard le Clydette
miércoles, 24 de marzo de 2010
Lavanda
Sí; soy suicida.
Por que arriesgo la vida en cada verso
filoso y punzocortante
desaguado
Porque tiento a la muerte
con el vicio de la prosa
vicio del exceso
vicio de burdel
Vivo y sobrevivo
Mariposas sin alas
que se arrojan
desnudas
al vacío
sólo con el afán
de sentir el viento juguetear
con su aliento
Mis manos
Batallas mortales
por encontrar verdad
y gloria
pistilos
como fores de verano
en el invierno más cruel
el más maldito
Mis ojos
Trágicos lamentos
eterno letargo
sopor
angustia
se acurrucan bajo mi hombro
y yo las pruebo
con ansias las devoro
Trago grandes trozos de mentira
de cemento
por sentir
que entre dos estaciones de trén
se halla la vida
Me ahogo, vomito
Sonrío
Lánguido suspiro
letanía de masoquismo
que me corta la dermis
y los huesos
y el frío de verso; la rima
Cerceno mi esperanza
luz de día
útero cavernoso que me vio
nacer
La muerte
Y al final sólo reposo
mis penas
-Mi fortuna-
en esos sueños
taciturnos
pasajeros
y en mi paño la sonriza
Mi cabeza.
Sí, soy suicida.
¡Que me mate la poesía!
Andréj Van Webber
Cannes 1963 (El día que comprendí el absurdo encanto del glamour)
S.G. Le Clydette : Dedico
martes, 23 de marzo de 2010
Óleo II
fuimos cuesta abajo
yo no veía nada
sólo tu cabello húmedo
y tus ojos que empapaban
los árboles de luz
volteaste
te vi en
tre el aura
del amanecer
tus ojos
entre mis manos
fue el
primer momento que viví
yo no veía nada
el sol seguía
bajando por tus
palabras
y yo no dije nada
el sol lo hacía por mi
yo no veía nada
sólo tu cabello ghúmedo
y tus ojos que empapaban
mi piel de luz
Stéphen Gaspard le Clydette
yo no veía nada
sólo tu cabello húmedo
y tus ojos que empapaban
los árboles de luz
volteaste
te vi en
tre el aura
del amanecer
tus ojos
entre mis manos
fue el
primer momento que viví
yo no veía nada
el sol seguía
bajando por tus
palabras
y yo no dije nada
el sol lo hacía por mi
yo no veía nada
sólo tu cabello ghúmedo
y tus ojos que empapaban
mi piel de luz
Stéphen Gaspard le Clydette
lunes, 22 de marzo de 2010
Ojos de luna y bálsamo en un mundo desolado que sabía a nuestro destino ya incrustado entre los más sucios rincones de nuestro generoso padre cielo
El día que llegué a San Sebastián creí haber huído de mi pasado; no me importaba la tierra, ni el calor, ni las moscas. San Sebastián era el paraíso, Avelaine me esperaba en la estación y en mis bolsillos no había más que unas cuantas monedas y una pistola. Mi sueño se convertía en realidad, pues aunque aún no era poeta, aún no tenía un hijo perdido en París y aún no me mataba la gonorrea, era felíz y había matado a alguien.
Si miramos diez días atrás, mi vida era una mezcla entre rutina, mujeres viejas y obesas, café de máquina y pornografía.
Poco atractivo, pero era mi vida y no conocía nada más.
Trabajaba de Lunes a Sábado en una imprenta de tercera categoría, ocho horas al día, las ocho peores horas diarias de mi vida; terminaba hinchado y asqueado del olor a tinta y papel, y justo al cruzar la puerta de salida, el olor a tinta desaparecía y un grueso y penetrante olor a cloaca inundaba mi cabeza, hasta que tomaba el autobús, que se adornaba elegantemente con un aroma a sudor de obrero mal pagado.
Afortunadamente sólo lo tomaba durante diez minutos; bajaba en la estación "Alicante" y entraba a "La quinta"; la única cantina de la zona que no cobraba a sus clientes un sobreprecio excesivo por darle un pellizquito en el culo a las camareras.
Además la cerveza no era cara y los miércoles había futbol. Era mi lugar preferido en el mundo y aquellos muertos vivientes que arruinaban sus vidas junto a mí eran "Mi familia"; yo los llamaba "Muchachos" y ellos simplemente no me llamaban, pero me hacían sentir un poco menos miserable.
Mi habitación era una vieja buhardilla en un tercer piso; la casera no me soportaba y yo, procuraba a toda costa no topármela de frente para evitar las miradas incómodas, los insultos entre dientes, la renta y las discusiones acerca de mis fuertes ronquidos de los cuales el negro homosexual del cuarto contiguo se había ya quejado.
Por ahorrar tiempo podría sólo haber dicho que mi vida era una mierda, pero siempre me ha gustado exprimir en detalle mis desgracias por si algún hipócrita decidiese hacerme ver, falsamente, que no la pasaba tan mal como otros.
A Avelaine la conocí en la lavandería pública.
Llevaba un vestido azul cortito y escotado, los labios rojos, el cabello rubio oxigenado y una borrachera casi incomprensible. Era vulgar, pero bella, y finalmente no podía darme el lujo de negarme cuando me propuso una follada rápida a cambio de unos cuantos billetes chicos.
Lo hicimos ahí mismo, y en resumen fue malo, poco interesante y desapasionado, pero me gustó.
Aquella noche terminamos los dos borrachos y olvidados en un bar de Lavapiés, insultándonos y conversando sobre los extraños monos suicidas, su extraño fetiche con el dolor, mi extraño fetiche con los piés, sus abortos, Ginsberg, el hombre en la luna y los conservadores en la carne de congelador.
La llevé a su casa, la jodí una última vez (Gratis en esta ocasión), lloró y me fui. Le juré que volvería aunque no planeaba hacerlo.
Durante dos días me ausenté de la imprenta, y seguro perdería mi empleo, pero no sentía ánimos de dejar mi cama; me levantaba sólo para mear, coger un pan o una cerveza y volvía.
Esa puta moraba mi cabeza, sus ojos me miraban en sueños y decidí volver a su casa (Aunque en realidad la decisión cobró vida por sí misma cuando se me terminaron los cigarrillos), buscarla, golpearla un poco quizás y después amarla, pero por desgracia para ella, no la encontré.
El problema era que no conocía su verdadero nombre, ni me importaba conocerlo, pero debía encontrarla pronto o mi propia cordura me llevaría al suicidio. Me senté y esperé.
-Quítate esa chaqueta, te hace ver obeso
Volví mi mirada a la puerta y Avelaine me sonrío.
Entramos y me sirvió una copa, se sentó frente a mí y se soltó el cabello.
-Llévame a otro lugar, a donde sea, lejos, muy lejos de aquí o lárgate de mi vida.
Me lo dijo con una voz tan profunda y seria que juré que me estaba jodiendo.
-Jódete- le dije
-Jódeme, mejor- respondió.
Lo siguiente es evidente, y mientras fumábamos ahí, en su cama, sucia y grasosa me pidió de nuevo que la sacara de aquella ciudad. Esta vez acepté. El sexo había sido demasiado bueno en esa ocasión y humor me traicionó.
Dormimos
Avelaine me platicaba cosas todo el día; tenía el hocico más velóz y potente que yo hubiera conocido, pero trataba de no escucharla demasiado, responderle con un dulce "No me jodas" y servirle un trago, pues descubrí que ebria era más silenciosa y dócil.
En mi interior me sentía tranquilo, pero el dinero se acababa y conseguir un nuevo empleo no estaba dentro de mis planes.
-San Sebastián- Dijo
No le respondí, me importó poco aquello, pero en un par de segundos repitió:
-San Sebastián; de niña pasé un verano en San Sebastián; el mejor verano de mi vida. Llévame a San Sebastián.
-Es un pueblo de mierda, no vamos a San Sebastian.
Avelaine me escupió y luego soltó a reír. La golpée discretamente en la cara, con toda la fuerza de mi mano y se paralizó unos segundos; se arrojó sobre mí y me lamió como un perro; follamos como jamás habíamos follado.
Los próximos días no salimos de su apartamento. Comíamos un poco, hablábamos mucho y ella se cortaba la epidermis con cuchillos de cocina.
En realidad no hacíamos mucho, pero cada minuto nuestras miradas y nuestros besos e insultos eran más reales, y en instantes parecíamos niños idiotas, enamorados, pero niños idiotas con barba, estrías y un aliento alcohólico surrealista y perpetuo.
-Tu mejor día
-No hay mejores Avelaine
-Pero debe haber uno que te haya hecho felíz
-No; desde el día en que nací todo ha sido mierda
-¿Y yo? ¿Soy mierda?
-La peor de todas
-Maricón
-Puta
-Pero me amas
Me congelé; No supe entrometerme en mí mismo, sentí al diablo acariciar mis piernas y el miedo me invadió. Me paré en ese momento y me dirigí a la cocina, pero justo en medio del pasillo me detuve, como en un "Cul-de-Sac" pútrido e inevitable; volví al cuardo mientras ella se miraba los senos en el espejo.
-No Avelaine; no te amo
-Pruébalo
-Eso es ridículo, no existe manera de demostrar el "No" amor
-Júralo por tu vida
-No tendría importancia
-Por la mía
-Menos, recuerda que no te amo
-Entonces por la vida de alguien más
-Que se muera tu vecino si te amo.
-Pero aún así me llevarás a San Sebastián ¿Cierto?
-No
-Anda
-Bueno, lo haré.
Los ojos de Avelaine se convirtieron en estrellas fugaces, pero intentó a toda costa ocultar su emoción.
Ella era fuerte, pero no lo suficiente como para no estar felíz en ese momento.
No dijo nada, se paró y se dirigió a la cocina; ella sí llegó. Se sirvió whisky y me sirvió a mí un grán tazón de cereal la muy puta.
Esa noche entre el silencio y el insomnio me volví hacia ella, la miré fijamente y abrió los ojos de manera repentina.
-Deja de mirarme; no puedo dormir si lo haces
-Avelaine
-Dime
-Era Abril. Mi padre y yo caminábamos por un parque, solos, y el viento soplaba suave. Me compró un helado y luego me cargo...
Yo tenía seis años... o siete. Y encontramos un pájaro con el ala jodida. No podía volar. Lo recogimos y lo llevamos a casa, para intentar cuidarlo y curarlo, pero el pájaro murió en el camino.
-¿Por qué me cuentas esto?
-Porque ese día fui felíz
-Pero el puto pájaro se murió
-Pero mi padre estuvo ahí
-Avelaine
-Dime
-Eres una puta insensible
-Pero me amas
-Joder...
A la mañana siguiente desperté y Avelaine ya no estaba.
Estube solo todo el día y cerca de las seis decidí salir a tomar algo... ver gente. Quizás al volver ella estaría ahí.
Pasé a "La quinta" sólo para recordar viejos tiempos y no pagué. Miraba a todos a mi alrrededor con un aire de superioridad estúpida; una arrogancia inevitable. Volví al apartamento unas cuantas horas más tarde, pero Avelaine no estaba aún.
Recorrí el apartamento de arriba a abajo, hasta que encontré, sobre la cama, una nota que decía:
"San Sebastian. Pasado mañana, en la estacion. olvide mi pistola en el armario, no la olvides. salte del aparamento antes de maana para que te evites discusiones con mi casero.
Por favor no me abandones.
Besos
Avelaine
P.D. Si me amas. "
Quedé anonadado, confundido y el alcohol no ayudaba. empaqué tonterías en una valija mediana y recordé que no tenía dinero.
Cavilé y fumé un cigarrillo. Cogí la pistola y me dirigí a la puerta de su vecino.
Tenía entendido que el hombre era un viejo puerco con diabetes que pasaba el tiempo limpiando su casa, soltando insulto a los alegres niños escandalosos que jugaban en la calle y llamando a su hija. Los Sábados llevaba putas a su apartamento y los Domingos iva a misa.
Toqué la puerta y cuando abrió le disparé.
Tomé mis cosas y las de ella sólo para deshacerme de ellas pues las tiré justo en la banqueta. Volví donde el vecino y le cogí algunos billetes. Me largué.
Llegué dos días después al pueblo de mierda, trás perderme en el alcohol durante cuarenta y ocho horas, felíz, esperando ver a Avelaine y muriéndome de hambre.
Al llegar a la estación la busqué como un maniaco y no la encontré. La rabia y la desesperación trepaban hasta mi mandíbula y me desgarraban las entrañas.
Prontó la vi entrar y mi cólera se suicidó. La miré fijo a los ojos, la tomé de la barbilla y le susurré.
-No me vuelvas a mentir
Incluso hoy me cuestiono por qué le dije eso... sin embargo no dijo nada.
Me abrazó y me besó y me tomó de la mano. Traía una pequeña caja de donde sacó una jaula con un pajarito bastante feo.
-No era como éste- Le dije
-Púdrete
-Pero gracias
Nos tomó cerca de una hora encontrar un cuarto dónde pasar la noche. Tuvo que follarse a un hombre para conseguirlo pues nuestros bolsillos nos traicionaban.
Una vez adentro se sentó en el sillón y comenzó a llorar; jamás sabré si fue felicidad... tristeza o sólo un impulso, pero me acerqué y la puse de pié violentamente.
-Avelaine; tu vecino está muerto
Soltó una carcajada y me besó.
-Mi nombre es Pauline, mucho gusto
-Demian, Mucho gusto
-No tienes cara de Demian; los Demianes son guapos.
-Puta
-Pero me amas
-Sí Pauline; tu vecino está muerto
Andréj Van Webber
No dijo nada
Nuestro Jueves
Nunca sabe bien el trago
que cae desde los cielos
a mi boca
Es más ácido quizás
que el resto de las mentiras
que se saben bellas
y elegantes
cuando llueve junto al río.
Tus ojos me enseñaron
que los jueves son jauría
que atacan
que destruyen
y que se viven de madrugada
cuando está ya todo cerrado.
Ese último trago
que es gula
Porque en sí
no era oportuno
el primer sorbo
del primero
Lastre, luz y viento-
Viento de cuatrocientas letras
que en su voz reposa el vuelo
que lo mece como a un hijo mece la madre
en el capullo de sus brazos;
refugio entre sus senos
Mientras yo sentí expirar
mis ilusiones
Junto al viento ya dormido
y tú
latiendo sobre el suelo
que escribió nuestro soneto
Soneto amargo
del último trago.
Andréj Van Webber
Avignon 1966
domingo, 21 de marzo de 2010
Mi realismo
La vida me llevó
a ti, la vida
y entre tus perlas naqueradas
crispadas
busqué ser yo
eterno.
Por que tu nombre
me sabe a hielo
y no conoces
ni mi suerte;
que en arenas
y volcanes
se vuelve como hierba.
Nata
Si te veo vestir espuma
juego con mi aliento
Tu aliento
Como sólo puedo yo
Al filo de las palabras
que han sido mis prostitutas
no te juro nada
Por que fuimos individuos
Y hoy somos
en fin
carroña
Pero envueltos
en diamantes
de los que valen millones
Aunque el buitre sólo quiera
Atragantarse
la carroña
Andréj Van Webber
sábado, 20 de marzo de 2010
NYC
Nueva York está fría
de las alas a las calles
con los zapatos
mojados
esperando
(mojada)
Nueva york no sabe lo que hace porque
nada sabe
de lo
que se
debe
saber en bachillerato
Nueva York es una
bastarda frustrada
porque
no hace
lo
que
quiere
Nueva York
mí
ra
me
Nueva York se paró un
día enfrente de sí
misma y
gritó:
"Sacrilegio
purista
0.004 dlls"
Nueva York
Pa
té
a
me
Nueva York es una
secreción
(animal
ave)
en las
puertas
de la
esperanza
Nueva York disfruta
la penetración
de la
mierda
en el
metro
de
periódico
Nueva York
No
soy
Allen
Nueva York quiere
drogarse
inyectarse
lamerse
en sus
alcantarillas
Nueva York es la
Diosa de la
sangre hervida
para
cenar
banqueta
Nueva York es
una sonrisa
de
tercer
tipo
Nueva York
mi
al
ma
Nueva York siente mucha
pena
por
sus
latinos
muertos
(llenos de sangre
de caño)
Nueva York se rasca
la cabeza
y
mata
mi
amor
Nueva York (juro que sí)
es
una
vagina
muy
grande
que
aprendió
a ser
niña
bonita
y bien
vestida
Nueva York
mis
hue
sos
Nueva York
es lesbiana
pero se
aguanta
las
ganas
Nueva York me
habla al oído
como
quien
vomita
en el
lodo
Nueva York
cállame
Stéphen Gaspard le Clydette
NYC
de las alas a las calles
con los zapatos
mojados
esperando
(mojada)
Nueva york no sabe lo que hace porque
nada sabe
de lo
que se
debe
saber en bachillerato
Nueva York es una
bastarda frustrada
porque
no hace
lo
que
quiere
Nueva York
mí
ra
me
Nueva York se paró un
día enfrente de sí
misma y
gritó:
"Sacrilegio
purista
0.004 dlls"
Nueva York
Pa
té
a
me
Nueva York es una
secreción
(animal
ave)
en las
puertas
de la
esperanza
Nueva York disfruta
la penetración
de la
mierda
en el
metro
de
periódico
Nueva York
No
soy
Allen
Nueva York quiere
drogarse
inyectarse
lamerse
en sus
alcantarillas
Nueva York es la
Diosa de la
sangre hervida
para
cenar
banqueta
Nueva York es
una sonrisa
de
tercer
tipo
Nueva York
mi
al
ma
Nueva York siente mucha
pena
por
sus
latinos
muertos
(llenos de sangre
de caño)
Nueva York se rasca
la cabeza
y
mata
mi
amor
Nueva York (juro que sí)
es
una
vagina
muy
grande
que
aprendió
a ser
niña
bonita
y bien
vestida
Nueva York
mis
hue
sos
Nueva York
es lesbiana
pero se
aguanta
las
ganas
Nueva York me
habla al oído
como
quien
vomita
en el
lodo
Nueva York
cállame
Stéphen Gaspard le Clydette
NYC
domingo, 14 de marzo de 2010
A los niños
Si comprendiese
en lo más mínimo
El color de las lilas
que nos rodean cuando lloramos
El curso natural
de las lágrimas
que reposan en el suelo
de las estaciones de trén
El origen único
de las coincidencias
o sus extrañas maneras
El significado
de las promesas francesas
A mis amigos
El suave aliento del fracaso
y sus soldados
La esperanza de que crezca
en mi cabeza
un bosque de sonrisas
El ruido que abre vuelo
desde nuestros sueños
A los niños
a los viejos
A la tristeza
en sus ropas de gala
Mi nariz
nuestras miradas
Al gobierno y la extrema derecha
A los karatekas
El Quijote
El invierno en pleno Marzo
y el Abril exasperante
El extraño deseo gitano
del cirquero
A T.S. Eliot
el teléfono y el acento
Nuestros miedos
y tu miedo
y nuestro miedo
y su miedo
y mi miedo
A los gansos
París
a las olas
O el color de las lilas que nos rodean cuando lloramos
Dejaría de ser humano.
Andréj Van Webber
Sanremo, 1965
miércoles, 3 de marzo de 2010
Caravana tuya y mía
Que lindos son los días
que no acaban en lisonjas.
Como migajas de perdón
en fronteras invisibles.
Sádicas y lentas
que se lanzan
al acecho
y los peldaños cada vez más estrechos
Se tropiezan entre ellos
Porque el día es bello.
Sopla el viento y el descanzo
¡Estruendo insoportable de los labios del silencio!
Y de vez en cuando se nos antoja arrancar de nuestros rostros
nuestros ojos.
Ciegos
Por que el día pinta bien; Es día bueno.
Entonces nuestras uñas son de regalíz.
Y en los cuatro puntos cardinales
(No)
Hay un sol que disfrutar.
Aquí todos nos juntamos
a llorar
cuando se acaba un día como éste.
Por que no son tan frecuentes.
Como tú.
Lloramos y nos inventamos penas
tragedias
y parientes muertos
Para que nos regalen un abrazo
todos los otros farsantes.
Aunque en serio sí nos duela
que se acabe nuestro día.
Que fue día bueno
Por que hoy no hubo guerras
Por que hoy no me mentiste
Por que hoy no pensé en ti.
¡Estruendo insoportable de tus labios!
Pero el día terminó y ya no se escucha el silencio.
Sólo tus labios, día bueno, tan frecuentes.
Como tú.
Andréj Van Webber
Mentón 1963
martes, 2 de marzo de 2010
Oda a Andréj van Webber
En el anaquel del mundo
escapaste una vez con el
sombrero recto y las
palabras que no fallan
¡Pechos, corran, ojos
que los coge el viento verde!
¡Miradlo por dónde viene!
Fue tu sollozo del árbol
Fue el estremecimiento del fuego
Puedo recordar
de perlas tus ojos
como lámparas fatales
puedo recordarte bajo la lluvia del árbol
hacer ver dos cestos de higo
Eres materia y cardumen
nadas en la vegetación maldita,
opio singular, desecho de plata
Río joven, de blancas
pisadas, lloraste entre hilos de oro
"Encended el pozo con mis noches"
dijiste
y rotaste el planeta
Fue la luna verde
la que te quiere vierde
la que te dio, noche entornada,
las palabras.
Esas que clavas como esquirlas de luna
en la llama
(la llama verde)
Célula y despertar
asco y vida
entierro de manos
lectura de piernas
¡Caed, pechos, caed, ojos,
que los besa la verdad!
S.G. le Clydette. Paris 1969
escapaste una vez con el
sombrero recto y las
palabras que no fallan
¡Pechos, corran, ojos
que los coge el viento verde!
¡Miradlo por dónde viene!
Fue tu sollozo del árbol
Fue el estremecimiento del fuego
Puedo recordar
de perlas tus ojos
como lámparas fatales
puedo recordarte bajo la lluvia del árbol
hacer ver dos cestos de higo
Eres materia y cardumen
nadas en la vegetación maldita,
opio singular, desecho de plata
Río joven, de blancas
pisadas, lloraste entre hilos de oro
"Encended el pozo con mis noches"
dijiste
y rotaste el planeta
Fue la luna verde
la que te quiere vierde
la que te dio, noche entornada,
las palabras.
Esas que clavas como esquirlas de luna
en la llama
(la llama verde)
Célula y despertar
asco y vida
entierro de manos
lectura de piernas
¡Caed, pechos, caed, ojos,
que los besa la verdad!
S.G. le Clydette. Paris 1969
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