asesino
del violento frío
que ayer daba un paseo
acompañado del sol
Nadie se esperaba
su inoportuna visita
y nos salimos desnudos
a copular con las petunias
y nos cogió desafinados
de las costillas desnutridas
Nos heló el alma entera
Nos heló el espíritu a medias
Nos heló la tez un poco
pero sí nos cogió por sorpresa
Porque esperábamos
tú y yo
que los calores nos vistieran
esos calores diurnos
que se reencuentran
en las postales
y que vinieron
sólo un poco
y nos dejaron en cunclillas
sin mantos
con que arropar el porvenir
El abrazo ya perdió
su (supuesto) eterno consuelo
y nuestros cabellos
andrajosos
se nos tejen
entre el hielo
y la ventizca
arravalera
ciudadana de los polos
por que hoy el frío
incauto
me cortó y me hizo sangrar
y yo desnudo y temblando
esperando
a que vinieras a salvarme
Andréj Van Webber
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