domingo, 15 de agosto de 2010

No basta
ni en un millón
de años bisiestos
el aliento
que se funde
entre mis costillas
-Todas tuyas-
para erguirte
la torre de versos
infinita
que pueda resguardar
con claror y pétalos
el embrujo
de tus labios

-El que vio mis infinitos
ser arieles con su Ítaca
entre tus susurros

Andréj Van Webber

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