en pistilos de aroma cauto
finas faldas, danza de opulencia
como en las cinturas tuyas
de adorable cortesana
¿Vienes del Ganges?
del Danubio tus dátiles
reposando en vastos cestos
como tu asomo
en mi recordar
Al alto rugir de los montes
en los vientos gestados por Frida
fundí un amor en tu nombre
al paso recio de un coro-
Palpitar del corazón mío
como azote fiel de castaña
Por robar tu abrazo acuoso
que me llene de tibios mantos
emergente del profundo ser, tu ser
frutal y cálido, fiero dador de fé
y darte entonces especias
de manzana las grutas de siempre
regaladas en pródigos dotes
copiosa la sonrisa que busco
en el rostro tuyo, placentero
Anudar el llanto a tu ribera
o viajar las águas del Leteo
que por tu eterno guiño de candor
habría de recorrer en empresa y agalla
Pero al final habrás de sonreír
y habrá entonces mi cruzada
llegado a su ocaso
con sacras regalías de tí.
Andréj van Webber
Thessaloniki 1966
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