La noche de la fiesta
te miraba detrás de
las personas.
Me sentí profanado.
De alguna manera
logré descifrar
la conversación
paralela que existía
entre el humo de
mi cigarro y tú
-una conversación
más viva
más pasional-
cuando me sentí
sobrepasado
salí y miré
un cielo renovado.
¿Por qué habría
de mirar atrás?
S.G. le Clydette
lunes, 23 de agosto de 2010
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