pero sorda y lisiada
y escuchar, niña
pero ciega y proletaria
y te gusta dar tu carne
a los pobres
pero saciada ya, niña
cuando las moras aquellas
de las que habla
la viuda de Williams
fueron devoradas, niña
por ti
por ti
por ti
y a mí me atrae
tu bella voz, niña
cuando te callas el hocico
porque hablando
(y encerrado en tu canto)
está el invierno pútrido
niña del sol
y tus ojos jazmines
ojos cascadas tejidas
ojos aceituna, ojos mediterráneos
ven sólo hacia adentro
niña linda y de artificio
niña del viento
que empaca el trajinar
de una vida
niña del Egeo
y que da verguenza
niña del río
¿Te gusta andar, princesa?
Rafael Torres
No hay comentarios:
Publicar un comentario