En mi mundo somos hojas de papel arroz y máquinas para preparar café.
En tu mundo somos semillas de cereza, palabras de aliento y camas tibias de Marsella.
En nuestro mundo somos poetas, somos bohemios, somos raza de alquimia, arquitectos de grandes ciudades.
En su mundo fuimos polvo, somos polvo y en viento nos convertiremos, siempre vivos en el recuerdo de nuestras madres y padres italianos.
Pero nunca en ningún mundo seremos humanos.
Polvo fuimos y en polvo nos recostamos
Hasta que el viento deje de soplar.
Andréj Van Webber
Antibes; 1963
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