¡Oh mar! estruendosa progenie
de los años
ayer me tendí
a tus labios
golpeantes que
sin cesar
ahuecan mis cabellos
y mis brazos que se
saben débiles
¡Oh mar! solitario de ti
solitario del tiempo
condenado al
vaivén de tus relieves
ayer me tendí
al besar de tus párpados
tan grises en
la hora en que lo ves
todo
ciego del viaje
¡me viste, mar!
Tendido
lleno de ti
ayer como legítimo
¡me viste!
lleno de ti
solo
bajo el perfume de
la sal
¡me viste, mar!
Cegado en tu saliba
lisiado por el tiempo
¡Oh mar! Que corrompes
la respiración
con tu sórdido aullido
ayer me tendí
a tus labios
que crispados y tentáculos
me cegaron
S. G. le Clydette; Marseille 1965
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