lunes, 11 de enero de 2010

En el mundo y la vida existe el hombre que es letra, que es agua y que da sus sentidos en completa entrega, que se sume en los mares de todo lo que es poesía y que se ahoga, se empapa, chapotea y hace buches con el líquido bendito, sagrado, y se cuelga entre sus cuerdas y se ahorca.

Y manosea la prosa y las notas y luego huye de ellas, y vuelve llorando y pidiendo a gritos una sexta segunda oportunidad.

Se acongoja y se acurruca en el susurro del viento y la arena. Su vida, la vida.

Y es un crecendo, y es las canciones que inventan los niños, y es el "Decamerón" y el Stabat Matter y las notas atrevidas y burlonas de Parker.

Y sale a la calle y busca su rumbo y encuentra otra cosa y que tiene mil hogares, y mil hijos en hojas de papel y periódico y se burla del juego, pues él es su juego. Estruja la mano de la muerte y sus amenazas, y todo lo escupe con tinta, y todo lo mide con tazas de café. Su vida, la vida.

A mi amigo S.G. Le Clydette.

Andréj Van Webber.

P.D. En el mundo y la vida existen también los ingenieros.

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