domingo, 31 de enero de 2010

Mon corps humain

Dicen que mi letra es similar a la de un doctor. Mi padre es doctor. Mi madre es doctora; salvan vidas. Y yo... soy poeta. Más bien... Pretendía serlo hasta que descubrí que mis poemas eran terribles.

Realmente malos.

No soy como algunos idiotas que se pavonean pensando que su música es tremendamente buena.

Pienso todo lo contrario.

Pienso que su música es en verdad muy mala. No la he escuchado aún... Pero lo sé; hoy día toda la música es mala. Creo que siempre ha sido así.

Exepto las canciones que inventan los niños cuando juegan; esa música es realmente preciosa sólo por el simple hecho de que los niños no se vanaglorian de sus propias composiciones. Todo lo contrario; las toman con verguenza. Sus canciones les dan verguenza y eso es lo que las hace tan únicas; tan exquisitas.

Yum; Yum.

Cage y Stravinsky deverían ser niños.

Todo sería distinto. descubrirían el verdadero talento que hay en ellos; sin embargo se desperdician siendo adultos. Demasiado adultos.

Y entonces todo se va a la mierda, por que si ya no son niños, su música es basura.

Fin de la historia. Y descubrí esto hace unas cuantas semanas. No sé donde... Pudo haber sido en Bruselas, lo importante es que lo hice, y juro haber visto a Coltrane en pañales, justo detrás de mis ojos (Que es el único lugar del mundo donde existe el verdadero secreto).

Su música era bellísima. La hacía con una sonaja y pequeños balbuceos. La composición rayaba en el minimalismo; era suprema.

Luego imaginé a Ligeti exprimiéndole el alma a un platito de puré de manzana con una cuchara. Tarareaba tantas tonterías que Diós en persona le hubiese dado la mano sólo por aquella sinfonía. Claro está... si existiera.

Jugué con eso todo el día: Berlioz, Parker, Dylan, Pergolesi, Davis... vaya, hasta Aznavour tuvo su lugar.

Comprendí que ese día era el más felíz de mi vida. Mi mundo se lleno de música; pero no de la música que conocemos... una música distinta... como de otro mundo; o de otro tiempo, pero más bella que ese ruido que llamamos música. Lloré como un niño, de alegría... y después grabé mi llanto, mi primera sinfonía, el primer movimiento. Y vaya que fui un maestro.

Magnífico día aquel, que recuerdo ahora, no fue en Brusselas sino en Hamburgo. Ese día.

Desgraciadamente las cosas no son así. Debemos conformarnos y bendecir la música de la pretensión y tirarnos a llorar de hambre.

O bién... ser niños de nuevo.

Lo primero es casi imposible.

Lo segundo...


Andréj Van Webber
Montmartre; 1969

miércoles, 27 de enero de 2010

Semillas-El útero-Gaudí

En el mundo real los hombres caminan sin rumbo y se pierden sin miedo a no volver jamás.

En mi mundo somos hojas de papel arroz y máquinas para preparar café.

En tu mundo somos semillas de cereza, palabras de aliento y camas tibias de Marsella.

En nuestro mundo somos poetas, somos bohemios, somos raza de alquimia, arquitectos de grandes ciudades.

En su mundo fuimos polvo, somos polvo y en viento nos convertiremos, siempre vivos en el recuerdo de nuestras madres y padres italianos.

Pero nunca en ningún mundo seremos humanos.

Polvo fuimos y en polvo nos recostamos

Hasta que el viento deje de soplar.

Andréj Van Webber
Antibes; 1963

Destino-Manifiesto

Los ojos rojos de fautría
lújubres, trámidos
terrazcos
y suaves sobre la luna de Febrero

Mundo de latimia
latimia podrida
que como globo se eleva
y se promula por el aire
en una danza de bramismo
y encanto futurista
y tizio.

Los pájaros
que como asustados bebés
revolotean
Eutrapelia y parlotismo
y vuelan entre los planetas
sin descuido ni tropismo.

Son los hijos pródigos del sol

Sol tuyo y mío

Porque en otros mundos
no son felices
los persigue el parlotismo
la apatía
la desilia
el miedo y el pavor
y se vienen a mi mundo
hijos pródigos del sol
a desagiar y destruir
mis ilusiones.

Pétricos
del alma rota
metistas y tiranos
escapan de su mundo
de latimia y manifiesto
y su destino es nuestro vuelo
nuestro
su poesía
su brumicia y nuestra pena.

Hijos pródigos del sol

Metistas y oportunistas
Me lastiman
Me resagian

Hijos pródigos del mundo.

Andréj Van Webber
Antibes; 1963

jueves, 21 de enero de 2010

Pendejo.- m Pelo que nace en el pubis y en las ingles.

Conclusión:

Yo sabía que todos teníamos algo de pendejos.

Andréj Van Webber

A la sociedad : Dedico

miércoles, 20 de enero de 2010

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S.G. le Clydette; Berlín 1972
A dos cuerpos
un buen día se les ocurre
se les mete en la cabeza
enamorarse

y quizás no sólo eso
se inventan situaciones
se les ocurre despersonalizarse
-yo hoy ya me llamé F.-
como condición
deliciosa


a Dios y al trágico mundo
un buen día se les ocurre
se les mete en la cabeza
enamorarse



S.G. le Clydette; París 1967

La mer et mes yeux

¡Oh mar! estruendosa progenie

de los años

ayer me tendí

a tus labios

golpeantes que

sin cesar

ahuecan mis cabellos

y mis brazos que se

saben débiles



¡Oh mar! solitario de ti

solitario del tiempo

condenado al

vaivén de tus relieves

ayer me tendí

al besar de tus párpados

tan grises en

la hora en que lo ves

todo

ciego del viaje


¡me viste, mar!

Tendido

lleno de ti


ayer como legítimo

¡me viste!

lleno de ti

solo

bajo el perfume de

la sal



¡me viste, mar!

Cegado en tu saliba

lisiado por el tiempo


¡Oh mar! Que corrompes

la respiración

con tu sórdido aullido

ayer me tendí

a tus labios

que crispados y tentáculos

me cegaron




S. G. le Clydette; Marseille 1965

C'est triste... la rue, c'est très malade, el l'homme, son derniere phrase c'est bien triste aussi.
Des pieces de théâtre, des essais, des chansons et des romans, et la guerre n'est pas simple.

Mais la vie... la vie n'est jamais qu'une philosophie mise en images.

Une philosophie humaine, mais

philosophie finalement

Andréj Van Webber

Valbonne 196?
Cuando cuatro muros cuentan una historia más bella que mil páginas la vida se postro sobre tu tez.

Van Webber

martes, 12 de enero de 2010

Mis poemas son tan malos,
que he pensado seriamente en suicidarte.


Stéphen Gaspard le Clydette; Buenos Aires 1993

lunes, 11 de enero de 2010

En el mundo y la vida existe el hombre que es letra, que es agua y que da sus sentidos en completa entrega, que se sume en los mares de todo lo que es poesía y que se ahoga, se empapa, chapotea y hace buches con el líquido bendito, sagrado, y se cuelga entre sus cuerdas y se ahorca.

Y manosea la prosa y las notas y luego huye de ellas, y vuelve llorando y pidiendo a gritos una sexta segunda oportunidad.

Se acongoja y se acurruca en el susurro del viento y la arena. Su vida, la vida.

Y es un crecendo, y es las canciones que inventan los niños, y es el "Decamerón" y el Stabat Matter y las notas atrevidas y burlonas de Parker.

Y sale a la calle y busca su rumbo y encuentra otra cosa y que tiene mil hogares, y mil hijos en hojas de papel y periódico y se burla del juego, pues él es su juego. Estruja la mano de la muerte y sus amenazas, y todo lo escupe con tinta, y todo lo mide con tazas de café. Su vida, la vida.

A mi amigo S.G. Le Clydette.

Andréj Van Webber.

P.D. En el mundo y la vida existen también los ingenieros.

sábado, 9 de enero de 2010

Massena

La viuda, que miente
El niño caprichoso
Una mujer Rubia y su bebé
La fila de los bocadillos
El trago amargo y dulce del café
El hombre de los globos
La chica de las gafas
El frío de Enero y briza mediterránea
La Prom a lo lejos y el hombre triste que pide un cigarro
Luego otro
Más tarde otro
La rueda de la fortuna y las palomas y el viento

Y todos se mecen y la bella música brota de entre los muros.
Y en sincronía se mecen.

Hoy todos bailan en Messena

Andréj Van Webber
Niza, 1962

viernes, 8 de enero de 2010

Harakiri

No me quites, Señor Dios mío, las palabras,
pues así es como me gusta acuchillarme.



Stéphen Gaspard le Clydette; Avignon 1973

viernes, 1 de enero de 2010

Happy New Year

con el torso
nuevo
con las palabras nuevas
con las manos sin ecos
nuestras pisadas
sin deseos
Tabula Rasa

tus ojos con su
universo nuevo se
inauguran en mis venas

Stéphen Gaspard le Clydette
Nueva York; Año nuevo 1969