lunes, 16 de noviembre de 2009

Justo ahí, en el punto más alto de las lenguas marchitas de la supuesta "Sociedad", llamó a la puerta un invitado fortuito y ambicioso, y nos quitó las ilusiones, y nos hizo envejecer.
Nos Rompió, nos desgarró, nos exprimió y fueron trozos nuestros rostros.

-Soy
Feliz-

Andréj Van Webber, Bregens, 1965

Danubio

Velo hermoso de largas melodías
¡Soy Yo! el que te espera, él,
que hunde sus vestigios entre tus
humildes manos, blancas canas.

Solo y triste, te paseas entre los años
en la misma dirección.
tu lánguido trazo de funesto destino
va marcando los caminos
del poeta y del herrero.

Tantas son las letanías
que a tu paso se sucitan; como moscas, como abejas,
como el fenix y la luna son tus aguas y tu risa.
fresco y delicioso; voy llamando a mis memorias
para ahogar en tu regazo al que fue y al que se fue.

Luz de invierno y flor de otoño;
haz de mí tu dulce amante y arrulla con tu sollozo mis lamentos.

Tu danza de Jazmín y tus contadas verguenzas
se vanaglorian en tu vientre; vientre de sosiego
húmedo y nacarado, que da a luz
entre las sombras
una historia de desamor.

Desde el cielo vi bajar a la caricia
que te dio el fruto sagrado
de ser uno con el mar.

Andréj Van Webber, Viena, 1965

Elegía a J.P.

Azúcar en la taza
bebiendo
la taza se moja
bebiendo
un poco de crema
en la taza con
azúcar
y
café bebiendo
la zarzuela
y la luna

te miro al ojo
aunque en realidad
no lo veo
porque
no me ves
ves tu
taza con café
azúcar
crema
ojos reflejados

Abro el periódico
la Muerte
nado un poco
en las letras
me pierdo
la Muerte
Te miro al ojo
ya no
miro a tu ojo
aunque reflejado
lo miro
peor me ahogo
Telémaco
y los ríos
negros con
blanco y
la crema
Rasco un poco
mi zapato
fumo fumo
lo olvidaba
fumo fumo
con desesperación
a que se acabe
a que duren
tus ojos
en la taza
la Muerte
preferiría
que se ahogaran
conmigo en el
azúcar
crema
bebo
fumo
en la taza de
mi destino



Te levantas

Fumo
fumo
fumo
sorbo
bebo
te levantas de nuevo
en mi mente
uno quiere que
no lo hagas

Sales
pronunciando
la vida
la crema
la taza
bebo
fumo
fumo
rasco
mi rostro
bebo
mi rostro
fumo
me levanto

me voy
lloro
lloro
al igual
que la luna
fumo
mis recuerdos.


Stéphen Gaspard le Clydette
París, 1978.

El Vagabundo cósmico

Bajo el aura de los edificios
yo me desplazo
tragando tierra
bebiendo plástico peinando
mis ilusiones aventanadas
soy agua con aceite
una válvula bujía de mis
esperanzas

el que todo lo sabe
porque no ha comido en
muchos días y sabe poco qué es
un pan


soy lo cósmico un poco de vidrio
el profeta ciego tras los
periódicos que sirven de almohada
y de sábana


siento las conversaciones
siento el metal de las monedas
siento el pan que no está en
mi estómago:


es la voluntad
es el desistir
es la puerta que nada permite
divina pureza de la mierda
es mi muerte interna
mi amiga lo único que sé y conozco

es el fiel verdugo que me acompaña
al patíbulo del hambre.



Stéphen Gaspard le Clydette
Cd. de México, 1970

miércoles, 4 de noviembre de 2009

Si me llegas a querer...

Y mientras tanto el dulce péndulo del tango mece todas las lunas pasadas. Ya es de noche y la visita de los nuestros sirve un vaso de agua triste por si el pupilo de las horas siente ganas de sorber nuestros tan sucios anhelos; trago a traguito va volviendose más nuestro y menos fuerte y cierto día entre las luces de un burdel salta a la vista y nos recuerda que el vaivén de nuestros días no es más que el abrazo prestado y la caricia robada. Sigue todo siendo nuestro, pero un fétido cristal nos dice "Búrlate, mi hermano, al fin y al cabo ya estás muerto"...

Sí, escuché con atención; al fin y al cabo ya estoy muerto.

Andréj Van Webber, Praga, 1963