sábado, 31 de octubre de 2009

Conocí el mundo de los árboles, dulce muro de las peras dulces, conocí los labios tiernos de las nueve musas y el mundo de las sombras de Virgilio y de los Dioses.

Conocí las estrellas blancas como sal y luna, que brillaron a mi lado siglos sobre lustros y las olas de los mares por doquier en este mundo.

Conocí el secreto de Withman y la cólera de Chopin, la caricia de Schopenhauer y la risa histérica de Nietzsche. Las flores en los ojos del poeta de las mil noches, a las putas de Lautrec, salivando las sábanas mohosas de un burdel en llamas y las miserables ilusiones del poeta incomprendido.

Conozco a fondo a Fortimbrás, los polos y el Japón en plena noche de vehemencia; a las pocas verdades cuerdas he besado eternamente.

Penas, llantas, flautas y sartenes, mil veces he llorado y he quemado mis recuerdos en hogueras que no existen, que se van, que regresan, que se instalan.

Las imágenes que abusan de las mentes de los "Beatniks" y a los santos y a los ángeles que aún no he visto en claro.

He visto imperios caer y conocí el mundo de Hoffmann y los sueños de la infancia; vi pasar a los insectos en las aguas del Leteo y tragué las agrias uvas de la vid de los infiernos.

Pero entre las hojas y las puertas he pasado horas en vela, que me han dado las manos y se mofan de mis miedos, mis dolores, mis pesares. Es cierto, es la verdad, pues no he visto aún al hombre; no he visto su llanto, no he sentido su llanto, su canto, ese canto.

No lo he escuchado mentir.

Andréj Van Webber, 1964, Praga.

miércoles, 28 de octubre de 2009

El Día de la Independencia

Ayer fue día de sueño
Me tragué todas mis letras
les lloré a todas mis muertes
les llamé a todas mis luces
les besé con ímpetu a en las frentes
las limpié como a la porcelana
escupí en ellas mis viejos anhelos
les susurré cosas tan bellas que no puedo ni decirlas
les sangre mis mil batallas
Vomité todas mis pobres ilusiones secas como el arbol viejo y el rumano viejo
y vi pasar al mundo frente a mis ojos

Como si fuese el día festivo de una nueva dimensión

Andréj Van Webber, 1963, Pigalle, Paris

martes, 27 de octubre de 2009

Si hubiera posibilidad
aunque sea la
mínima
de
desatar
todas aquellas
parvadas de visiones
de puños enterrados
de bosques con alas
de nudillos pegados a la miel

que se desatan en un beso
el mundo sería una debacle



Stephen Gaspard le Clydette
Avignon (Mi segunda Ítaca) 1969

Prometeo

¡Dejadme en paz
que tan sólo
soy un capullo
de sal!



Stephen Gaspard le Clydette
En un café de Amsterdam. 1962

Mis princesas maltratadas

Bendito el placer de vivir entre los (no) vivos y de morir entre los (no) muertos; de aspirar y exhhalar y alebrestar con cada pelo a los que vimos con aversión; tantos los deleites y las bellas mariposas del raciocinio, que se mecen como musas entre los frutos y entre las espigas. Toda una vida, y siglos, y cansancio, para formar nuestra palabra que sus cuerpecitos destruyen con tan sólo existir. Y el placer de trazar sucia y asquerosa la palabra del tabú. ¡Mierda! grito justo tras mis ojos y los sueños se dibujan mientras pienso en la indecencia, en esa bella laguna de mi lengua que hace de mis manos una nota de alegría. Su sonido, su calor, su dialecto bien pensado y de métrica pareja y balanceada y bien tallada sobre los más sucios pensamientos y los más turbios desperfectos.

Hijas de la entrerrenglonadura, hijas de la noche serena y no tanto, hijas de las bocas más sucias y malolientes, hijas de la chingada, que en su danza de escorbuto nos sonríen porque son más poderosas que el discurso y que la prosa y que la mano que acaricia.

Han venido a conquistar nuestra elocuencia, a convertir nuestros deseos en la desdicha de lo ajeno y yo las mojo en las personas que han morado en mi cabeza, que han cesado en mi cabeza y las mastico como dulce hogaza de pan vulgar.

¡Gracias! niñas fabulosas por su pútrido esplendor, son preciosas, son de plata, son de flores y de viento; ¡Larga vida entre sus letras! ¡Larga vida mis princesas!

Andréj Van Webber, Saint Michelle, Paris, 1963

domingo, 25 de octubre de 2009

desde; si

Hoy las cosas van cambiando... soy el puño y soy la tinta; soy la viuda que se encierra en los pasajes de una tienda; soy la luz de día y de noche y los paisajes con sonido.

Hoy no soy un frasco ni una gota; soy la curva engolosinada de las caras del idiota, siempre sola y siempre lista, como tantas otras más.

Me he visto en salas y en tabernas, en museos, hospitales, camas sucias, camas limpias, sobornando a toda costa y salgo al sol como una dama, fina y de etiqueta y soy también ese reflejo de otros ojos de arrabal.

Y vuelven a verme lastimando a la sonrisa y me revuelvo entre los vivos: yo respiro, yo respondo, yo me corto y sangro sueños, fantasmitas y alegorías.

No vine aquí para quedarme entre los musgos, soy un dulce pasajero, un deleite que no dura, un gustito que se va... y me retiro con lo mío... ya nos volveremos a cantar, a sentir, a escuchar en otras tantas ocasiones, pues me habrán de ver labrando así el futuro de los hombres.

Atte: La Poesía

Andrej Van Webber, Nantes, 1963

viernes, 23 de octubre de 2009

Mi Voz nada en el Leteo

Sin rumbo y sin forma, nada como ave en unos labios amurallados, en la cima de la montaña tácita. Es una voz impenetrable que formula palabras de pechos, de mejillas petrificadas y doradas. Sólo ellas lo dicen y me pronuncian, me llaman, me crean y me adivinan. Me siguen y yo, sin piedad alguna, me las embarro como lodo y como viento en cada poro. Hoy la palabra es la verdad empalmando la deriva que baja, que corre por el río de la diáfana materia. Hoy es la palabra que revienta cada una de las puertas del pubis y de las lenguas abnegadas. Las abre, las traga como delicioso banquete que se deja crear y derramarse. Hoy la palabra es la vida cerrada a su materia. Aislada. Con tu vaivén. Palacio de vientres. Parricida. Simoníaca. Clamante. Hoy la palabra es el encadenamiento de mi libertad.


Stephen Gaspard le Clydette.
Copenhague 1963