el valle aquel
donde antes solían
posarse desnudas
las fauces del diablo
y todos las miraban
darse flores entre ellas
y sus rituales de orgía
campana púrpura
que deviene en tierna niña
Sólo quedan los cantos
Valle que hoy no es
más
que el sopor del buitre
y las llagas de una luna
amada suya pero del sol
Tantos cuentos escombrados
de los viejos ranchos
tantos
y agua para primavera
Sangre de gallos
pura y muy bendita
la que antes salía
de la vagina
del valle muerto.
Vale sórdido derruído
¡Ven, que aquí se siembra
el desplumado pavor!
Oreja rajada
líquidos de manantial
Andréj Van Webber 1965
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