donde todos se querían
masturbar
en el festejado
Y justo a todos
se nos dio la gana
de llenarnos las manos
de Jazz
Como si el Jazz
tuviese la culpa
del ramerío
de nuestras mujeres
Andréj Van Webber
New York 1968
Horacio.- Hay veces en la vida, pocas quizás, que Dios parece haber postrado toda la ignominia en vos. Ay de ti, Adonis Charro. Tenés que cargar con la carga -y quizás con más. Quizás mañana no hay mañana, hay lánguidas avenidas del terror- Enrique.- ¿Y éso? Horacio.- Hay veces... Enrique.- (Lo interrumpe con veracidad) Hay un flaco en la esquina que... Horacio.-(Con voz de odontopediatra)... que necesito que me compren de comer. ¡Mierda! No he tragado en tres días.