jueves, 2 de septiembre de 2010

Te amo mucho mi amor

Te amo cuando te cepillas y me dices
que me amas

Porque tu belleza es manantial
Llenando de cristales
la tarja de los trastes

Porque tus manos
porcelánicas
son mariposas
que juegan con los dioses
cuando doblas mis camisas

Belleza febril
emanando
de tus ojos
que lloran
y se empapan

-tú cortando las cebollas-

Te amo mucho mucho mi amor

Sentí tu andar taciturno
de gacela
engalanado
en tu avenir
de traerme unas cervezas

Musa
de la noche sideral
calla un poco
que este jueves
tan divino
el poeta
tiene hambre

Andréj Van Webber
La primera vez que
me dejaste
(sí, porque me dejaste
tres veces más)
sí, Julia,
esa vez te vi
entre tantas.


S.G. le Clydette
Te veo, pues, en el martirio
de las imágenes que se
borran que se diluyen
con el agua de mis ojos

Como un cuadro que
antes y después de siempre
ya estaba pintado

Te veo en el arbusto
húmedo de lluvia partida
por nuestros juegos jóvenes
y torpes

en la sal de ese Acapulco
que fue una postal incompleta
barata y rota imaginación

Párteme de arena
Párteme con arena
como un baile y un
regreso
tímida
inerte en ti
silenciosa, después, en
las copas y en los llantos
en las manijas de mis
puertas y de mis coches

Te veo
cuadro abyecto
transformándote en águila
de luz
visionaria de mis horas
a través de los espacios
comunes y cristalizados

Tu tiempo y mi tiempo
que corren y se clavan
y se nacen y se plantan

Te veo
cuadro marchito y
degradado
en la sombra de mi tierra.


S.G. le Clydette

miércoles, 1 de septiembre de 2010

II

Fuimos Santos y morimos
de Santidad, Darling
la santidad nos mató
nos despedazó

Esperamos y a esperar
me senté junto a ti
mas cuando llegaste
por primera vez Argos
me susurraste
y morí frente a ti

Dentro de las correspondencias
sacras que teníamos
recuérdalo
te dije que algún día
terminaría fumándome
mi dinero y mi aureola

Si me vieras
recuérdalo
fumándome mi dinero
y mi aureola

Y ¡Sí!
fuimos tan santos
que nos fumamos
nuestra crucifixión
y los martirios
y todas esas cosas
decías
que son aburridas y
la gente cree
entender

Y¡Sí!
San Juan de la Cruz
mentía y terminamos
en un cuarto de nadie
fumándonos sus sacras
palabras

Darle humo al Señor
en señal de veneración
eso hice
eso hice
Darle humo humo al Señor
y morí de santidad.



S.G. le Clydette